martes, 19 de octubre de 2010

Premios Príncipe de Asturias


Desde luego no quiero parecer antiespañol, poco patriota ni nada por el estilo, pero Ana Rosa Quintana acaba de decir en la tele que "los premios Príncipe de Asturias son ya en muchos sitios más prestigiosos que los Nobel". Y se queda tan ancha.
Puede que en Vetusta, Olloniego, Zaragoza o Madrid alguien lo pueda pensar, igual en casa de algunos de los premiados también, pero...
Vamos a ver: estos Premios no los conoce nadie en ninguna parte fuera de España. Por nadie entiendo gente de la calle, vamos, el pueblo. Aunque podríamos ir más lejos e incluir a gentes más ilustradas también.
Desde hace años no paramos de decir que son unos premios muy prestigiosos, los más tras los Nobel. Pero es que esto lo decimos nosotros, así a la remanguillé. ¿Cómo que prestigiosos?. No quiero ser cruel y recordar los comienzos en que la organización tuvo que hacer el paripé en la entrega, porque la Navratilova ni apareció ni mandó a nadie en su nombre. O Schumi, año tras año (premio a la carta!), diciendo que no vendría si se lo otorgaban, la última vez porque quería pasar tiempo con su bebé nacido recientemente. O los caseros premios a un Alonso que apenas empezaba a despuntar -pobre Fernando, vaya trago-, las selecciones de baloncesto y fútbol de España o Woody Allen porque tenía capricho con Oviedo. Y el dárselo a personajes famosos, caso de Arthur MIller por ejemplo, no garantiza un prestigio automático, ni siquiera relevancia mediática. En el mundo hay eventos a diario en los que se junta mucha gente importante y tampoco merecen esa relevancia periodística.
Seamos serios, hace no muchos años hicieron una encuesta entre jóvenes universitarios de iberoamérica que estudiaban en España, ojo, universitarios. Ni uno solo conocía los susodichos premios hasta que llegaron aquí y se lo habían dado a alguien de su pais. Es que estos premios no salen en la prensa de ningún sitio, ninguno, ni Europa, ni USA, ni en los medios de nuestros paises hermanos (salvo que el galardonado sea alguien popular y oriundo de esos paises).
Ahora con todo el lío que se está montando con la entrega del de deportes a la selección, que si voy, que si no, no hacen más que resaltar el prestigio y la seriedad de estos premios. Quieren niñas a la entrada, como si de un concierto de Estopa se tratase, gritando ¡Torres, Torres! o ¡Villa, Villa!. Vamos al nivel habitual de muchos de los jurados elegidos.
En resumen, que el calificar estos premios de prestigiosos es como si nosotros nos inventamos un premio de novela en la comunidad de vecinos y nos da por decir que son lo máximo tras el Planeta. Y nos quedamos tan anchos, como Ana Rosa.