viernes, 15 de abril de 2011

La checa de la memoria

Hace unos días charlaba con un buen amigo -aventurero, pero lúcido en su pensamiento y honesto como pocas personas he conocido- acerca de la actualidad política de estas tierras. Hablábamos de cosas pequeñas, del municipio. Le decía a él, que llevaba mucho fuera de nuestra ciudad, que la gestión de los que ostentaban el poder en Gijón había cambiado positivamente la ciudad, independientemente de los desastres que hayan podido acontecer por esa misma gestión (y otros que los paisanos de a pie ni sabremos). Le confesaba que me espantaba la posibilidad de que la actual oposición solo se arrimara incluso! a ese poder, pero le platicaba, como dicen allá, como había cosas que me desagradaban mucho y alejaban a esos gestores de cualquier aplauso extra por mi parte. Me refiero al tema ideológico, sentimental, que parece se apodera de las personas, incluso las más moderadas aparentemente, pasando a comportarse de manera sectaria.

Me explicaba, mejor dicho, me explico ahora: en Gijón se eliminaron los nombres de lugares que fuesen referencia del anterior régimen. Lógico y acertado. También de las personas que no tuviesen la ideología de nuestros gobernantes izquierdistas: Fernández Ladreda, líder de la CEDA asturiana en la II república por ejemplo. En su lugar otra avenida principal: Pablo Iglesias, líder de otro partido político de la época llegó a nuestro callejero. También Dolores Ibarruri (a la que se atribuye la famosa frase en el Congreso que sentenció a Calvo Sotelo, el Rajoy de la época), Santiago Carrillo (como acaba de exponer Preston en su nuevo libro, responsable en gran medida de las matanzas de Paracuellos del Jarama, a pesar de las "infantiles mentiras de Carrillo para justificarse"), Carlos Marx, veraneante asiduo de nuestra ciudad supongo, y con estrechos vínculos familiares con Asturias, por lo que se le dió nombre a esta vía, creador además de una línea de pensamiento inspiradora de ideologías y actuaciones que sólo trajeron prosperidad, concordia y paz al mundo durante el último siglo... y así un largo etcétera.
En este sentido han hecho una ciudad a su medida, pero sólo a la de ellos, obviando (o algo peor) a ese cuarenta por ciento o más de personas que no tienen su ideología, ignorándolos por completo. ¿Tan difícil es buscar personajes de mayor consenso?. ¿Será que se acabaron los nombres de artistas, literatos, grandes hombres y mujeres de nuestra Historia?. Parece como si quisiesen ganar la guerra civil medio siglo después. Al hilo de esto le exponía a mi buen amigo el siguiente ejemplo: cuando se habla de nuestra guerra se mencionan las atrocidades cometidas por ambos bandos. Bueno, por los actos de estos políticos, sólo se habla de las cometidas por el bando insurrecto, y sí, se repite cada uno o dos años la dichosa frase "cometidas por ambos bandos". Pero yo, si fuese un extraterrestre llegado a nuestra tierra nunca sabría cuales son las atrocidades cometidas por el bando republicano. Sólo escucharía el mismo soniquete cada cierto tiempo "... por ambos bandos". Los homenajes, merecedísimos, de las víctimas de la represión franquista (represión posterior, puesto que Asturias estaba en zona
roja y aquí los que más sufrieron duarante la guerra fueron las personas "de derechas") se suceden constantemente, pero sigo sin ver, leer o conocer nada que recuerde las muertes de los asturianos del otro bando. ¿Concederían una subvención a una celebración de homenaje a los asesinados, como mi abuelo, en Santianes, cerca de Ribadesella?. Estoy seguro que no. Es más, lo calificarían probablemente de "provocación fascista". Y en Santianes murieron, aparte del párroco de Ribadesella, personas cuyo delito era ir a misa y llevar una vida de personas normales, pero de personas de derechas. Mi abuelo, que dejó el ejército acogiéndose a la Ley Hazaña, para cuidar a su mujer y tres niños pequeños, tenía una pequeña tienda de artículos de pesca. No quiso irse la víspera de su detención, como otros sí hicieron, hacia Portugal, porque pensaba que no tenía nada que temer, que las personas no podían ser tan malas. Lo tuvieron como a otros, cargando sacos de pescado en el puerto, a la vista de todo el mundo, antes de darles el paseíllo. Por eso cuando se exculpa a las autoridades republicanas, yo me pregunto, entonces toda esta gente, ¿qué eran?, ¿no eran "la República"?, pues ellos afirman lo contrario. Que los dirigentes no deseaban todo esto, supongo que no, o algunos sí, pero el bando republicano no lo formaban una docena de personas, sino todos aquellos que se identificaban con las ideologías promotoras de ese régimen y por ello sería deshonesto exculparles con frases biensonantes que hablan de defensa de la democracia (la URSS que anhelaban los comunistas -la mayor parte de los brigadistas internacionales incluídos- democracia!).

El propio Manuel Azaña, presidente de la República, describía así la situación en una carta privada:

"Creo que van más de 200 muertos y heridos desde que se formó el gobierno, y he perdido la cuenta de las poblaciones en que han quemado iglesias y conventos (...) Ahora vamos cuesta abajo, por la anarquía persistente en algunas provincias, por la taimada deslealtad de la política socialista en muchas partes, por las brutalidades de unos y otros, por la incapacidad de las autoridades, por los disparates que el «Frente Popular» está haciendo en casi todos los pueblos, por los despropósitos que empiezan a decir algunos diputados republicanos de la mayoría. No sé, en esta fecha, cómo vamos a dominar esto"

Con esto no quiero exculpar, ya lo he dicho, a los
nacionales de los crímenes cometidos. Y aunque estos crímenes, como señala Paul Preston en su último libro, fuesen el triple que los cometidos por los republicanos, no le quitan un ápice de horror a estos últimos. Al fin y al cabo, a los familiares de un asesinado quien les importa primero es su pariente asesinado, y en este caso, nunca recordado por la democracia de estos políticos locales y nacionales.